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      Un acto de adoración

      Bajo el Antiguo Pacto, era muy normal que todo el pueblo de Israel diera sus diezmos, como un acto de adoración. Más aún, esto era lo que Dios requería de todos ellos (Malaquías 3:8-12). Fue y es considerado un acto de adoración y un acto de justicia. Bajo el Nuevo Pacto, ese requisito sigue en pie, pero lo que está en juego es aún mayor. Jesucristo ha pagado por nuestras vidas con Su Propia Sangre. Él compró tu vida para la eternidad. Eso significa que ahora todo le pertenece a Él. Así que ya no es el 10% sino el 100%.

      Ahora sabemos que a muchos predicadores les encanta usar esto para rogar por tu dinero. Tenga la seguridad de que no vamos a hacer eso. En cambio queremos enfatizar que cuando todo lo que se tiene pertenece al Señor, es Él quien debe decidir lo que sucede con ello. No tú. No un predicador. No nadie más. Él sabe lo que necesitas, conoce los deseos de tu propio corazón y conoce el momento adecuado para todo. Dios tiene un plan para todo, incluso para tu dinero.

      ¿Cómo puedes saber si Él quiere que le des algo? Si terminó en esta página teniendo una cantidad en mente y la voluntad de sembrarla, entonces eso es todo (Filipenses 2:13). No hay un solo lugar donde Dios nos permita desafiarlo y probarlo, excepto en Malaquías 3:10-11.

      “Pruébenme ahora en esto”, dice el Señor de los ejércitos, “si no les abriré las ventanas de los cielos y derramaré sobre ustedes tal bendición que no habrá lugar para recibirla. “Y reprenderé por vosotros al devorador, para que no os destruya el fruto de la tierra, ni os falte la vid en el campo”, dice el Señor de los ejércitos.

      Si no tienes ninguna cantidad en tu corazón, ni que el Espíritu Santo te diga que des, entonces no lo hagas. Es fácil. Deja que Él decida lo que das ya quién se lo das.